De acuerdo con datos reportados por la ONG Bullying sin fronteras (2023), México es el segundo lugar en Bullying a nivel mundial con 270 000 casos. Esto resulta alarmante, si tenemos en cuenta que desde el siglo pasado se comenzaron a publicar artículos a nivel internacional que abordaban esta problemática en ámbitos escolares (Olweus, 1978) y en nuestro país, se han hecho estudios sistemáticos desde principios de este siglo con investigaciones como la de Furland y Spytzer (2013) sobre Convivencia, disciplina y violencia en las escuelas 2002-2011.
Para tener mayor claridad de lo que comprendemos por Bullying, la UNESCO (2024) indica que se trata de “cualquier forma de maltrato físico, verbal o psicológico, realizado por uno o más alumnos contra otro, de manera reiterada y sistemática, con el fin de intimidar, humillar o aislar a la víctima, y que puede tener lugar en el entorno escolar o en otros contextos en los que se desarrollan actividades educativas”.
Esto nos lleva a tener en cuenta que hay diversos componentes a los cuales debemos poner atención al abordarlo, en primer lugar, existe un maltrato en distintos niveles, es decir, no solo se trata de lo físico, sino también de lo afectivo. Por otra parte, tenemos también uno o múltiples actores que lo llevan a cabo, ya que en muchas ocasiones hay un acosador, pero también hay muchos espectadores que refuerzan la conducta. Bajo esta lógica, no solo se realiza una vez sino en varias ocasiones y quien lo recibe manifiesta problemas que interfieren con su pleno desarrollo y si bien se presenta habitualmente en el espacio escolar, también se da en escenarios tanto físicos como virtuales (ciberbullying).
Por ello, resulta particularmente significativo enfocar la atención al análisis de los factores que pueden desencadenarlo o mantenerlo, de modo que esto nos permita prevenir o intervenir desde casa o en el espacio escolar para su erradicación.
En este sentido, si eres maestro trata de poner atención en lo siguiente respecto a tus alumnos:
- A un alumno le hacen bromas pesadas con frecuencia
- A uno de tus alumnos no le gusta salir al recreo y convivir con sus compañeros
- La interacción entre alumnos es predominantemente con apodos
- A un alumno en específico siempre le esconden las cosas
- Los alumnos se burlan constantemente de otro cuando pasa al frente del salón
- Un alumno que tenía un buen desempeño ha bajado sus calificaciones
También como padres es importante estar pendientes de una serie de señales que pueden indicarnos que nuestro hijo está siendo víctima de bullying o es quien acosa a sus compañeros, algunas de ellas son las siguientes:
- Cambios en el comportamiento
- Lesiones frecuentes
- Cambios en el rendimiento académico
- Problemas para comer o dormir
- Pérdida de interés en actividades que disfrutaba
- En el caso del bully una actitud de superioridad
- Falta de empatía
- Falta de supervisión por parte de los padres
- Comportamiento agresivo frecuente
Por supuesto que cada uno de estos indicadores no representa bullying por sí mismo, en su lugar se recomienda ser muy observador sobre la dinámica de los alumnos o nuestros hijos, para que en la medida que se perciba una interacción que atente contra la sana convivencia, se pueda atender de inmediato desde los primeros años en la escuela, ya que desafortunadamente es cada vez más frecuente desde preescolar.
Una vez que se identifican dichos indicadores resulta importante comenzar a actuar, de manera que no se normalicen estos comportamientos y se tenga un plan de acción delimitado por lo siguiente:
Ejerce la autoridad como maestro o padre de familia, no evadas o seas autoritario como respuesta a la problemática. Los principales problemas surgen cuando no pones atención a lo que está pasando (no lo quieres ver) o respondes de forma “tajante” y “dura” pero sin favorecer un buen trato.
Elaboren materiales que indiquen que se está en contra del bullying y denlos a conocer, por ejemplo: carteles, periódicos murales, cómics, vídeos. La clave está en reforzar su consulta, no solo tener un “día o semana contra el bullying” y después dejar los materiales abandonados.
Eviten la sobrevictimización, es decir, no pongan al centro al alumno que está siendo acosado, porque llevará a que además de dicho acoso, se sienta más observado y, por ende, más vulnerable.
Finalmente, atiende los problemas de manera profesional. Hay ocasiones en las que el bullying sale de las manos del colegio y se requiere llevar a un especialista que pueda diseñar un plan de intervención que no solo implique información sino una verdadera estrategia.
Una estrategia clara está sustentada en fortalecer la educación inclusiva, para ello el CONAPRED (2018) comparte una serie de elementos esenciales que deberían fomentarse en los espacios educativos, como por ejemplo: no solo reconocer, sino también apreciar la diversidad (reconozcan las diferencias y resalten su contribución a un ambiente enriquecedor), involucrar a todos los alumnos en las actividades (buscar actividades que integren a la comunidad con un fin común de impacto en la sociedad), adecuar el entorno a las necesidades de los alumnos (propiciar que se hagan ajustes o se atiendan aquellas cuestiones que representan barreras para el aprendizaje).
Bajo estas premisas, es importante que como maestros y padres de familia se construyan nuevos referentes de interacción social que favorezcan la inclusión, es decir, que no se asuma la violencia o el maltrato como el modo normal de relación entre los alumnos, en su lugar establecer dinámicas como los círculos de diálogo para que se compartan experiencias, los juegos de roles para resolver conflictos o propiciar la empatía, la tutoría y acompañamiento entre compañeros para promover el buen desempeño del grupo y no solo el individual o las celebraciones o eventos en los que los alumnos puedan mostrar sus talentos para las artes o deportes a través de múltiples manifestaciones.
En síntesis, el bullying es un problema que nos atañe a todos tanto en la escuela como en casa, el cual debe hablarse, debe identificarse y atenderse mediante estrategias que permitan a la comunidad educativa orientarse cada vez más a una sana convivencia, de modo que las acciones de los distintos agentes educativos propicien una mayor inclusión que favorezca el bienestar de nuestros hijos o alumnos.
Referencias:
Bullying sin fronteras (2024). Estadísticas mundiales de bullying 2022/2023. México. Segundo lugar.https://bullyingsinfronteras.blogspot.com/2017/03/bullying-mexicoestadis...
Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. (2018). Educación inclusiva: Hacia una educación antidiscriminatoria. Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. https://www.conapred.org.mx/educacion/micrositios/educacion-inclusiva/
Furlán Malamud, A., & Spitzer Schwartz, T. C. (Coords.). (2013). Convivencia, disciplina y violencia en las escuelas 2002-2011. ANUIES.
Olweus, D. (1978). Aggression in the schools: Bullies and whipping boys. Hemisphere.
UNESCO. (2024). Safe to learn and thrive: Ending violence in and through education. United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization. https://doi.org/10.54675/LUPY3293
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