Escritora cubana gana el III Premio El Barco de Vapor Caribe 2022
La Fundación SM se complace en otorgar el III Premio El Barco de Vapor Caribe 2022 a la talentosa escritora Elena Beatriz Corujo Morales. El manuscrito ganador, llamado La ventana de las palabras, se alzó entre 177 obras de diversos escritores que representaron a los países caribeños: Puerto Rico, Cuba y República Dominicana. Entre estas participaciones solo cuatro resultaron finalistas: La ventana de las palabras, escrita por la cubana Elena Beatriz Corujo Morales, la obra ganadora; El camino de los peces, escrita por la cubana Malena Salazar Maciá; Braulio XP. Niños de la noche, escrita por el cubano Eudris Planche Savón y A la buena, buena vida, escrita por la puertorriqueña Gretchen López Ayala.
La obra ganadora fue elegida de forma unánime por un jurado con vasta experiencia en el mundo de la literatura: Dinah Kortright Roig, puertorriqueña catedrática jubilada de Lengua y Literatura de la Escuela de Lenguas Modernas de la Facultad de Estudios Humanísticos de la Universidad Interamericana de Puerto Rico; Liliana Montenegro de Olloqui, dominicana, doctora en Ciencias del Lenguaje, profesora titular e investigadora de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra; José M. Fernández Pequeño, escritor domínico-cubano, autor de crítica literaria, narrativa, ensayo y literatura infantil y profesor universitario. En representación de la Fundación SM: Mónica Volonteri, escritora y docente argentina, responsable de LIJ de SM República Dominicana y Judy García Allende, puertorriqueña, profesora, editora, coautora de textos escolares y responsable de la Fundación SM en Puerto Rico.
Elena Beatriz Corujo Morales nació en Mayajigua, Cuba, el 31 de julio de l958. Es una destacada escritora cubana que reside en La Habana, Cuba. Es licenciada en Español y Literatura, además de guionista y realizadora de televisión. Ha sido galardonada con premios literarios nacionales e internacionales.
Obra ganadora: La ventana de las palabras
La ventana de las palabras es un texto notable por la fuerza de su tono narrativo y el pulso con que sostiene una historia levantada desde conflictos auténticamente recreados en la voz de su narradora-protagonista, y gracias al uso certero de técnicas narrativas. La historia trata de una niña de 12 años, Davina, que vive humildemente en el pueblo de El Cano, en las afueras de La Habana, junto a su familia: un papá pintor alejado de la realidad por su padecimiento de esquizofrenia, una mamá excesivamente apegada a la religión y que descuida a su hija y una abuela siempre presente que se las ingenia para que no les falte el pan dentro de la precariedad en la que viven; una obra enmarcada en un entorno comunitario donde conviven diferentes tipos de personas, como ocurre en la vida real. Un giro inesperado al final de la obra marca un cambio positivo en la vida de la protagonista y en la de su familia.
La recreación de la realidad y del habla coloquial es muy creativa y construye personajes poderosos de gran interés, al tiempo que nos enfrenta a situaciones sociales donde priman males tan devastadores como la exclusión social, la discriminación del diferente y los prejuicios de todo tipo frente a la enfermedad y a cualquier actitud que eluda la norma.