Los docentes tienen un papel de gran importancia en la vida de sus alumnos, no solo en lo que respecta a su adquisición de conocimientos académicos, sino también en su bienestar emocional. La labor del educador es crucial para promover el desarrollo de habilidades, el crecimiento personal, el aprendizaje significativo y la motivación por aprender. En la actualidad, debido a las situaciones de incertidumbre y ansiedad que enfrentamos, la función del profesor cobra aún más relevancia, especialmente en lo que concierne a los aspectos socioemocionales y académicos. Estos desafíos pueden dar lugar a sentimientos de soledad, falta de motivación y depresión entre los estudiantes. En consecuencia, se espera que los docentes brinden apoyo y actúen como un pilar de contención para sus alumnos.
Aunado a lo anterior, los investigadores Sandoval y Richard (2005) señalan que:
“Cuando una persona goza de una buena salud mental, es más probable que pueda desplegar todo su potencial en diversas áreas de su vida, lo que se reflejará en su convivencia, desempeño laboral y actividades recreativas. En la actualidad, mantener un equilibrio mental saludable puede parecer un desafío debido a una serie de factores estresantes, como la sobrecarga de trabajo, múltiples responsabilidades o dificultades económicas. Encuestas realizadas en familias con problemas económicos han mostrado una mayor prevalencia de depresión y trastornos de ansiedad”.
Frecuentemente, los problemas emocionales y psicológicos pueden tener un impacto negativo en el rendimiento académico y la calidad de vida de los alumnos. Por lo tanto, es esencial que los educadores estén atentos a las señales que puedan indicar que un estudiante necesita apoyo psicológico.
Señales de que un alumno podría necesitar apoyo psicológico:
De acuerdo con la Academia Americana de pediatría, enlista una serie de consideraciones a tomar en cuenta que podrían ser señales de que los niños y adolescentes requieren de apoyo psicológico, entre ellas:
Cambios en el comportamiento: Uno de los indicadores más evidentes de que un estudiante necesita apoyo psicológico son los cambios notables en su comportamiento. Estos cambios pueden incluir retraimiento social, agresividad inusual, falta de interés en actividades que solían disfrutar o una disminución repentina en el rendimiento académico.
Problemas de concentración y memoria: Si un alumno muestra dificultades persistentes para concentrarse en clase o para recordar información que antes era sencilla para él, podría ser un indicio de un problema psicológico subyacente.
Cambios en el estado de ánimo: Los cambios extremos en el estado de ánimo, como tristeza profunda, irritabilidad constante o episodios frecuentes de ansiedad, pueden ser señales de alarma. Presta atención a las expresiones emocionales inusuales o a una aparente incapacidad para controlar sus emociones.
Problemas de sueño y alimentación: Los problemas de sueño, como insomnio o pesadillas frecuentes, así como cambios significativos en los hábitos alimenticios (pérdida de apetito o aumento excesivo de peso) pueden indicar problemas emocionales.
Quejas de otros alumnos: A veces, los propios compañeros de clase pueden notar cambios en el comportamiento de un estudiante antes que el docente. Presta atención a las preocupaciones que expresen otros alumnos sobre su compañero.
Expresiones de pensamientos suicidas o autolesiones: Cualquier mención de pensamientos suicidas o autolesiones debe tomarse muy en serio. Si un estudiante revela estos pensamientos, es importante buscar ayuda de inmediato.
Cómo brindar apoyo psicológico:
La educación va más allá de la simple transmisión de conocimientos; es un proceso holístico que abarca el desarrollo intelectual, emocional y social de los estudiantes. En el corazón de esta labor se encuentran los docentes, quienes no solo son guías en el camino del aprendizaje, sino también confidentes y apoyos fundamentales en la vida de sus alumnos. En un mundo cada vez más complejo y desafiante, el papel del docente como proveedor de apoyo psicológico se ha vuelto esencial, por ende, la Asociación American de Psicología recomienda:
Comunicación abierta: Fomenta un ambiente de confianza y apertura en tu aula. Anima a los estudiantes a hablar sobre sus sentimientos y preocupaciones, y escucha activamente cuando lo hagan.
Derivación a profesionales: Si observas señales de que un alumno necesita apoyo psicológico, considera la posibilidad de referirlo a un consejero escolar o a un profesional de salud mental. Proporcionar una red de apoyo es esencial.
Contacto con los padres: Mantén una comunicación abierta con los padres del estudiante. Informarles de tus preocupaciones y trabajar en conjunto para abordar las necesidades emocionales del alumno es fundamental.
Flexibilidad y empatía: Sé flexible con las expectativas académicas y muestra empatía hacia las dificultades que pueda estar experimentando el estudiante. A veces, un enfoque más compasivo puede marcar la diferencia.
Conclusión:
Identificar si un alumno requiere apoyo psicológico es una responsabilidad importante para los docentes. Al estar atentos a las señales de alarma y tomar medidas adecuadas, los educadores pueden desempeñar un papel crucial en la salud emocional y el bienestar de sus estudiantes. Recuerda que cada estudiante es único y que brindar apoyo emocional puede marcar una diferencia significativa en sus vidas y su éxito académico.
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