Recuerdo cuando entré a laborar a una casa hogar, sin tener una preparación de educación profesional, mi primer día estando parado en el marco de la puerta del salón esperando que avanzara mi primer grupo de muchos de segundo grado, sentí que algo pequeño tomaba mi mano, al bajar la mirada me encontré con una carita sonriente y unos ojos oscuros brillosos, una pequeña de unos cuatro años de edad. En ese momento supe cuál sería mi verdadera vocación. Después de venir dándole vueltas a que me iba a dedicar, comprendí que tendría que ser algo que pudiera ayudar a salir adelante a esos pequeños. Quería que fuera algo más que un respetado profesor, así que me incliné por la pedagogía, iniciando así una vida de grandes logros y recompensas, llenas de gratitud de aquellos seres que veían en mi una persona que cubría sus necesidades de afecto.
Con el tiempo se me dio la oportunidad de ser director de una primaria particular, donde. en ese tiempo, el plan que se manejaba era el 2011, un plan que permitió establecer un horario extendido y al programa de estudios se le pudo agregar, clases de natación, inglés, valores, cómputo. Los maestros trabajaban de una manera relajante, sin conflictos, sólo con las cuestiones normales de exigencia; tareas, exámenes, calificaciones, ceremonias, etc. Posteriormente se empieza a conocer el programa de estudios del 2017 Aprendizajes Clave, que presentó su grado de estrés para los docentes. Conocer nuevas materias, y el manejo de nuevas formas de evaluar, atraía nuevas emociones, en ocasiones encontradas, porque la metodología del nuevo programa, exigía ciertos métodos de enseñanza, crear nuevos saberes, actividades como los clubs, donde no todos los docentes son profesionales en alguna disciplina y los recursos escolares no alcanzaban para la contratación de profesores calificados para ciertas disciplinas. Todo era un ambiente de incertidumbre, de escepticismo y temores de hacer el cambio a algo que ya se tenía dominado. Un ciclo después vienen nuevos cambios en los planes de estudio, trabajo de algunos alumnos con programa 2017 y otros con el nuevo plan de establecer un modelo completamente diferente, donde observé que fue más confuso para los docentes, incertidumbre a lo que pedían, adaptarse a un nuevo lenguaje dentro de la nomenclatura, un programa diferente, donde en un principio fue mucha información que no era posible aclarar del todo las dudas, y bueno llego el momento de aplicarlo en este ciclo escolar.
Todos estos cambios de planes se lograron dominar por aquellos agentes educativos quien mejor se adaptaron a estos cambios, los que tuvieron una forma de ser resilientes lograron superar los temores. “El término surge de la física en relación con la resistencia de los materiales, así como con la capacidad de recuperación de los mismos al ser sometidos a diferentes presiones y fuerzas”. Según Eavolino (2007) 1
Lo que hace que los agentes educativos tengan la cualidad de adaptarse a los cambio y desafíos de la sociedad actual, donde sabemos que la tecnología es un “enemigo” a vencer por la gran cantidad de información equivocada que puede tener y que debemos de orientar a los más jóvenes.
Y ante estas situaciones, entre otras, se requiere un agente educativo que busque adaptaciones a los cambios, que trabaje, se preocupe y se identifique con las necesidades de los menores, orientándolos, realizando actividades que provoquen un cambio, a través de reforzar el autoestima, la confianza en las capacidades que tienen los educandos en superar aquellas interferencias en su aprendizaje, crear educandos resilientes por el agente educativo.
“Aquellas personas que cuidan, educan o trabajan con niños pequeños podrían ayudar a
fomentar los comportamientos resilientes, por ejemplo, aceptando la particularidad del
temperamento de cada niño y permitiéndoles enfrentar desafíos; transmitiendo a éstos un
sentimiento de responsabilidad y preocupación y recompensándolos por su cooperación;
motivando intereses y actividades que sirvan como fuentes de gratificación y autoestima;
y moldeando una convicción de que la vida tiene sentido a pesar de las adversidades que
se tienen que enfrentar. Las historias de niños resilientes, demuestran que la fe y la confianza
pueden desarrollarse y mantenerse aún bajo circunstancias adversas, esto depende
de sí los niños encuentran personas que den un sentido a su vida y una razón para confiar
en la vida. Lo que puede ser proporcionado a los niños, ya sea en la sala de clases,
en el lugar de juegos, en el vecindario y/o en la familia, siempre que estén presente personas
que se preocupen y den atención a los niños (Werner, 1988).” 2
Concluyendo entonces que la capacidad del agente educativo de adaptación ante las adversidades de su profesión, logrará que su desempeño sea mejor, realizando cambios a favor de sus educandos, adaptándolos a los cambios que hoy en día se están viviendo de una manera vertiginosa en los diferente aspectos sociales, económicos, políticos, etc.
Estando consciente que este cambio no es el definitivo, vendrán más. ¿Cuando? no lo sé, sólo el tiempo lo dirá. Pero estoy seguro que no imparta que cambios vengan de programas, de tipo de alumnos y sociedad, siempre seremos resilientes como agentes educativos y continuaremos con nuestra vocación en la educación.
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